El hombre de la arena de E.T.A. Hoffmann
Se hundía en sombrías ensoñaciones y pronto empezó a comportarse de manera muy extraña, como nadie le viera hacerlo nunca. Todo, la vida entera se le había transformado en sueño y presentimiento: hablaba constantemente del destino de los hombres, que, creyéndose libres, no son más que los peones de fuerzas oscuras a las que sirven en sus juegos crueles; inútilmente tratarán de resistirse contra ellas; humillados, los hombres deberán aceptar lo que les depare el destino.
|