Ruido de fondo de Don DeLillo
Su mirada era de solemne compasión. Era una mirada que no me inspiraba necesariamente confianza por cuanto que no creía que obedeciera demasiado a la compasión ni al amor ni a la tristeza. De hecho, la reconocía como algo completamente ajeno. Como la forma de condescendencia más tierna que puede mostrar una mujer adolescente.
|