Diana López Varela

Para mí, mis niños y mi gente son como una parte de mi corazón. Y sin ellos no puede seguir latiendo.

Todos nosotros podemos ser personas de acción. Agentes del cambio.

Sin educación es imposible salir del círculo de la pobreza.

La literatura tiene que ver con la vida, y leer es vivir, una experiencia que modifica la conciencia del lector para fabricar sus propios recuerdos.

Ni una sola cuestión referida a la situación sentimental, familiar o laboral de la gestante de manera concreta. Nada sobre tu situación económica. Nada sobre el padre ni tu relación con él. Nada acerca de los planes de futuro. Ni una línea sobre tu estado de salud general. Cero reflexiones acerca de las circunstancias en las que te quedaste embarazada (ni la violencia ni la coacción parecían importantes para el Sergas). Nada de las distintas -y tan legítimas- posturas sobre la maternidad, desde no querer tener hijos a querer tenerlos en otro momento. Nada de la maternidad en soledad, de la custodia compartida o de la conciliación. Tampoco había palabras interesándose por el futuro bienestar del hijo o de la hija en un país con un 40% de niños pobres. Nada normal desde el momento en que las preguntas referidas a tu salud mental y a tu estado emocional te las hace un DIN A4 en baja resolución.

Ya no se conforman con su suerte. Ven que es posible salir del rol que les han impuesto.

Las mujeres pioneras no gustan. Se cuestiona nuestra profesionalidad. Tienes que demostrar constantemente que eres la mejor en todo. Y siempre estamos en el ojo del huracán.

Muchas personas diferentes pueden mirar el mismo paisaje, y ver paisajes tan diferentes entre sí como ellos mismos, porque su mirada empieza, pero no termina en sus ojos.

El progreso no es una línea recta.

Lo importante es seguir avanzando, juntas, sin dar un paso atrás.

Es mejor dar pasos lentos y firmes que quedarse sentada. Así lo hicieron ellas y, gracias a eso, hoy yo soy una mujer un poquito más libre.

Nadie empodera más a una mujer que un padre feminista.

La auctoritas también se construye ayudando a que las mujeres encuentren en quién reflejarse desde muy temprana edad, a darles coraje para que se atrevan a tomar la palabra en público, porque lo que tienen que decir también importa, y mucho, a la política y a la sociedad, y a las mujeres que vendrán.

Todos tenemos algo interesante que aportar. Es cuestión de levantar la mano y exponerlo en alto.