Nada se opone a la noche de Delphine De Vigan
Ya no sé en que momento capitulé, quizá el día que comprendí como la escritura, mi escritura, estaba ligada a ella, a sus ficciones, a esos momentos de delirio en los que la vida se había vuelto tan pesada para ella que había necesitado escapar, en los que su dolor solo había podido expresarse mediante la fábula.
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