Las horas subterráneas de Delphine De Vigan
El fracaso amoroso no es ni más ni menos que un cálculo alojado en los riñones. Del tamaño de un grano de arena, de un guisante, de una canica o de una pelota de golf, una cristalización de sustancias químicas capaces de provocar un fuerte dolor, incluso insoportable. Un dolor que siempre termina desapareciendo.
|