La chica salvaje de Delia Owens
—¿Ahora soy tu novia? —preguntó ella. Él sonrió. —¿Quieres serlo? —Sí. —Puede que seas demasiado joven. —Pero sé de plumas. Apuesto a que las demás chicas no saben de plumas. —Muy bien. Y volvió a besarla. Esta vez ella inclinó la cabeza a un lado y relajó los labios. Y, por primera vez en su vida, sintió el corazón pleno. |