En esta novela conocemos a David, un apasionado del cine que regenta un de los pocos videoclubs que aún se mantienen con vida en Barcelona. Además, ha estudiado guion y está escribiendo su primera comedia romántica, su género favorito en el mundo del cine. Con todo, la vida real no es como en las películas, y David lleva tiempo estancando en una relación que no ha sabido cuidar y nutrir; se ha conformado y asentado con una rutina en torno a la cual ha de girar su novia, Sara, y, la verdad, es que no le presta nada de atención, salvo para lo que a él le interesa. Pero el día que decide dejar a Sara, esta también decide cortar por lo sano y zanjar lo que ya es una muerte anunciada de la relación. A partir de ese momento, David empieza la nueva etapa de soltero, con algún que otro lío de faldas y problemas que le harán darse cuenta que, en realidad, está enamorado del ideal de estar enamorado, de eso que ofrecen las películas y que, al fin y al cabo, es hora de crecer, madurar, no vivir tanto en las nubes y dejar atrás el típico síndrome de Peter Pan.
La novela relata la realidad de un protagonista con el que resulta sencillo identificarse. Relata las dudas de muchos millenials que, como David, se encuentran en un momento de dudas e incertidumbre ante el amor, el trabajo y la familia. Esos momentos de encrucijada en la vida donde parece que todo se estanca, que te falta algo pero, al mismo tiempo, no quieres desapegarte de lo que no funciona, de lo que das por sentado y a lo que te has acostumbrado en tu rutina diaria. En definitiva, el miedo al cambio y al futuro incierto, a errar y no saber seguir adelante cuando se sale de la zona de confort. David destaca por el afán por aferrarse a las causas perdidas, teme la pérdida y el apego a todo lo que pretendía querer termina pasándole factura. Además, vivir en una película y pensar en las soluciones fáciles y los finales felices no harán más que hacerle ver que los problemas no se solucionan con tanta facilidad, ingenio y grandes gestos de amor en público como sus queridas comedias románticas.
Lo bonito de esta historia, aparte de lo natural que resulta su lectura por sus personajes tan sencillos y con problemas de cualquier persona de a pie, es que es una lectura que ayuda a abrir los ojos y que es apta para todo los públicos; cualquier persona, a cualquier edad puede sentirse y ser como David. Además, también será una lectura agradable si, como su protagonista, eres tod@ un@ cinéfil@ apasionad@ de las clásicas comedias románticas como Love Actually, Annie Hall, Cuando Harry encontró a Sally o 500 días juntos. Hay alusiones y referencias a estas y otras a lo largo de la lectura.
Pero, lo que más destaco de esta novela, no es la trama romántica o, mejor dicho, la trama no romántica y de desesperación de David por pasar los días sin tener a Sara a su lado, sino por el mensaje con el que nos deja al final: el valor y el significado de un amor que siempre damos por hecho y que poco nos detenemos a apreciar y valorar: la amistad. Y es que la presencia de las amistades es tan obvia que a veces nos olvidados de que, a diferencia de las parejas, están ahí; perennes, con altibajos, mejores momentos, peores, pero nunca se extinguen.
En resumen, 'Darse un tiempo (y otras mentiras)' es una novela sobre aceptarse a uno mismo por completo, con los defectos y fracasos, con los momento de soledad y de compañía, cuando formar un todo con una persona o cuando haces el camino a solas; pero, principalmente es una novela tan real como la vida misma que, bajo la figura de comedia romántica, deja un claro mensaje: la vida no es una comedia romántica, pero sí está plagada de amor, y no solo en el término de parejas románticas.
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