La herencia de Agneta de Corina Bomann
—Susanna no habría tenido que meter la pata —dijo mi madre, visiblemente sobrepasada por la situación. —En tu mundo, las culpables siempre son las mujeres —repliqué—. Da igual lo que hagan los hombres, ellos siempre son unos pobres inocentes. Cuando dejan embarazada a una mujer, son ellas quienes los han seducido. Y, si intentan chantajearlas, por supuesto la culpa vuelve a ser suya. |