Salvaje de Cheryl Strayed
Cada noche el cielo negro y las estrellas resplandecientes eran mis asombrosos acompañantes; a veces veía su belleza y solemnidad tan claramente que comprendía con penetrante intensidad que mi madre tenía razón, que algún día sí se lo agradecería, y que de hecho se lo agradecía ya, que sentía crecer algo dentro de mí que era fuerte y real.
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