Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Estamos callados, en una tregua de pelea de esas que pasan cuando nadie sabe explicar qué es lo que lo enferma tanto del otro y hasta se da permiso para dejar de intentarlo. Las heridas que lo explican todo quedan demasiado abajo, son hemorragias internas y no podemos nombrarlas.
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