Somos luces abismales de Carolina Sanin
¿Variará la hora de mi muerte si en ella puedo recordar que a esa hora ya le di tiempo en otra hora de mi vida? Si la muerte que voy a recibir se parece en algo a las que ahora creo que puedo imaginar, y si acaso al recibirla llego a tener aliento para detectar la semejanza, ¿sentiré que he hecho una operación, una preparación, un trabajo que cuente para algo? ¿O la imaginación de la muerte me dejará aún más sola ante la muerte que venga, más adversa a ella, más infiel y menos acompañada por mi muerte, pues se suponía que ella fuera una sorpresa y jamás un cumplimiento?
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