Carolina Casado
Estás confundiendo destino con casualidad. —¿Es que acaso las casualidades no son cosa del destino? |
Carolina Casado
Estás confundiendo destino con casualidad. —¿Es que acaso las casualidades no son cosa del destino? |
Carolina Casado
Así funcionaban los secretos: apretaban hasta cortarte la respiración, hasta convertirte en alguien que no eras con tal de poder seguir dando unas cuantas bocanadas más. Lo entendía, lo entendía demasiado.
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Carolina Casado
Y el mundo era demasiado grande, demasiado viejo, para acordarse de que te tocaba vivir si tú lo habías olvidado.
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Carolina Casado
—Yo no quiero ser solo un recuerdo —le confesé, entre susurros ahogados por el viento. —Nadie quiere —respondió, tranquilo—. Aunque hacer cosas solo para que te recuerden después de morir es un poco triste. Es como vivir para los demás. —¿No es otra forma de vivir, acaso? Sonrió de medio lado. —Nunca he dicho que desperdiciar la vida no sea sino otra manera de vivirla. |
Carolina Casado
Somos tan efímeros, vivimos encerrados en instantes, y aun así se espera de nosotros que lo alcancemos todo.
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Carolina Casado
Si no miramos por nosotros mismos, no aprendemos, nadie nos enseña a manejar el descontrol, la emoción que nos hace sentir vacíos, lentos. Los errores ahogan: cuesta el doble verlos, el triple solucionarlos, toda una vida para dejar de pensar en ellos.
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Carolina Casado
Tú deberías ser la única persona por la que harías cualquier cosa en esta vida y las siguientes.
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Aquel y otros veranos de Carolina Casado
Pensé en lo sencillo que era sentirse libre cuando estabas cerca de no volver a sentir.
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Aquel y otros veranos de Carolina Casado
Quise gritarle que no pretendía saltar al vacío. Quise que entendiera que solo quería olvidar, sentirme un ser alado sostenido por el amanecer. Pero no me salía la voz.
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Ayer, nosotros, hoy de Carolina Casado
“ ¿Por qué os creéis tan especiales? Las etiquetas no definen a nadie, solo encierran prejuicios y generan un estándar idealizado que produce ansiedad si no se alcanza. Estamos tan obsesionados con pertenecer a algo que no nos importa vender lo que sí nos hace únicos y distintos con tal de sentirnos comprendidos”.
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Ayer, nosotros, hoy de Carolina Casado
—¿En qué piensas? —le preguntó en un murmullo. «En ti, Max. En cómo me has cambiado la vida. Antes me bastaba con sostener un lápiz entre los dedos para sentirme completo, ahora mis manos están desnudas hasta que rozan tus mejillas». |
Ayer, nosotros, hoy de Carolina Casado
—¿Estás mirando las estrellas? —¿Las del cielo o las de mi cuarto? —preguntó Max, dando un rodeo—. ¿Las que brillan o las que no? —Las de tu cuarto. Porque también brillan. Hay cosas que brillan y nunca dejan de brillar, aunque no podamos verlo porque llevan su luz por dentro. |
Ayer, nosotros, hoy de Carolina Casado
Solo intento decirte que al comienzo todo parece un sueño. Ensalzamos las virtudes del otro, y sus defectos son solo pequeñas molestias que no suponen gran cosa. Todo parece tan perfecto que duele. Pero... eso termina desapareciendo. Y entonces la realidad duele más. La persona ideal es un imposible. Pero bueno, así funciona todo esto. Idealizamos a las personas a las que deseamos querer porque si no, no nos enamoraríamos de ellas.
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Ayer, nosotros, hoy de Carolina Casado
Yo tampoco lo sé. Pero... creo que no quiero saberlo. No quiero ponerle una etiqueta a mis sentimientos. Una palabra no puede definir lo que estamos viviendo. No sería suficiente, no nos haría justicia. De la misma manera que el amor no puede explicarse con palabras, nosotros no tenemos por qué caminar con unas expectativas que nos encierren.
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Ayer, nosotros, hoy de Carolina Casado
Aunque ahora no lo creas, hay algo que está por encima del amor. Por encima de cualquier otra emoción. Y ese algo somos nosotros mismos. Las cosas que nos hacen ser de una manera y no de otra. De todas esas cosas, los sueños lo son todo. Es lo que nos impulsa, lo que nos hace avanzar en una dirección y no en otra. Daríamos lo que fuera para alcanzarlos porque nos sentimos incompletos sin ellos. Todo el mundo tiene un sueño. Todo el mundo asume riesgos y pierde cosas al perseguirlo. Es normal. Shakespeare dijo: «Estamos hechos de la misma materia que los sueños y nuestra pequeña vida termina durmiendo».
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Ayer, nosotros, hoy de Carolina Casado
Todos venimos al mundo rotos. Por eso lloramos cuando nacemos, porque sentimos que nos falta algo. Si el mundo es justo y nosotros afortunados, vamos encontrando pedazos de lo que perdimos por ahí. En canciones, personas, nombres. Pasiones, comida, viajes. Nos recobramos, como un puzle antiguo y complicado, pero hay un problema. A veces sentimos que seguimos rotos, aunque en realidad estemos completos. Y nadie te enseña a convivir con esa sensación. Por eso vuelves a romperte.
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Ayer, nosotros, hoy de Carolina Casado
El miedo no mata: son sus consecuencias las que hacen que desees estar muerto.
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Gregorio Samsa es un ...