La memoria compartida de Carmen Bretones
Pero la mujer no borda. No coge la aguja, ni atiende al hilo sobre la tela. Solo piensa. Piensa en su vida, mientras contempla en el exterior las hojas de roble que caen anunciando la llegada inminente del otoño. Meses atrás había observado las enredadas madreselvas y los rosales, con sus primeros brotes encarnados y amarillos, y al pequeño colibrí que revoloteaba la propiedad en primavera. |