El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
La primera era a mentir. La segunda, y esta aún la sentía en carne viva, era que los juramentos eran un poco como los corazones: roto el primero, los demás resultaban pan comido.
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El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
La primera era a mentir. La segunda, y esta aún la sentía en carne viva, era que los juramentos eran un poco como los corazones: roto el primero, los demás resultaban pan comido.
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