Casas vacías de Brenda Navarro
Nunca confíes en tu propia madre. Era la frase que mi mamá nos repetía a mi hermano y a mí cada que podía. Pero, ¿si no se puede confiar en la madre, en quién se puede confiar? Y ella decía que en nadie, en nadie se puede confiar, ni aunque te estés muriendo no creas que alguien vendrá a ayudarte.
|