No robarás de Blas Ruiz Grau
Lo cierto es que ahora se sentía más seguro que hacía unos días. ¿La razón? Que había aceptado que ese ego formaba parte de su ser. Quizá sonara redundante, pero comprender que esa necesidad de demostrar que estaba un punto por encima de su peor enemigo era inamovible y siempre estaría ahí, hacía que sus pasos fueran más firmes. Era inútil luchar contra eso, ya que nunca podría desprenderse de él. |