Los días del Cáucaso de Banine Banine
Cuando echo la vista atrás, todo me asombra. Esta infancia medio oriental, medio alemana, y más tarde rusa, es la mía. La niña soñadora, introvertida y más bien desobediente soy yo. Eso es lo que me sorprende. Todos estos recuerdos, traídos a la superficie de la memoria, me parecen prestados; me cuesta creer que sean míos. Me paseo entre ellos como una turista, y no como su legítima dueña; Bakú se me antoja como un sueño lejano, y la familia, como una invención de mi fantasía.
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