«¿En qué momento mi vida empezó a ser accesible solo en vacaciones?» (Gozo, Azahara Alonso).
Con esta frase extraída del libro y plasmada en la sinopsis, ¿cómo iba a resistirme a leer este ensayo? Ha sido una lectura autobiográfica que vuela libre, sobre una mujer que no sabe qué hacer con su vida y decide pasar un año sabático en Malta. Desde aquí, alejada de todo lo que conoce, vuelca un diario más para sí que para un lector futuro, de cómo va pasando los días en el lugar, a modo contemplativo, filosófico, introspectivo, reflexivo.
Es un libro, a todas luces, muy intimista y singular. Azahara nos comparte su experiencia y sus pensamientos de cuando vivió en Malta sin un propósito, viviendo de sus ahorros, con un sustento con fecha de caducidad, y que sin embargo, se atreve a fluir con toda la incertidumbre del mundo.
Ha sido refrescante leerla, ver que alguien hace algo así: salir del sistema establecido para “perder el tiempo” en la contemplación, el hacer “nada”. Reflexioné junto a ella sobre muchas cuestiones de la vida actual, que nos exige prisa, que nos aboga a producir, a trabajar para poder seguir trabajando, dejando atrás un tiempo que aunque sabemos finito, va pasando con mucha rapidez. Las responsabilidades, el trabajo, el lugar que ocupamos dentro del embalse social. La importancia de la parada para ver, sentir, observar, relacionarnos con los demás. Quitar ese piloto automático.
Un ensayo algo complejo pero que me ha gustado mucho. Además hace muchas referencias a otros autores que han escrito también sobre este tema, algunos conocidos y otros que no, pero que siempre resulta un aporte enriquecedor.
Recomendable al cien por cien, para aquellos que se encuentran embarrados en la ceguera del día a día, para quiénes se prohiben echar el freno, girar la vista atrás y sorprenderse de haberse dejado por el camino.
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