Gozo de Azahara Alonso
Pocos BIBLIÓFILOS tan vehementes como los escritores. Coexisten en ellos las fuerzas ejemplares de quienes aman los libros desde la creación y la acogida, desde la escritura y la lectura. Comienzan casi siempre por lo segundo y la familiaridad con las letras termina incitándolos a tantear un rol más activo, generador y aspirante a alcanzar las altas cotas de lo literario. Confunden, felizmente, la pertenencia de un libro: ¿es más suyo el que han comprado o el que han escrito? ¿Se sienten mejor definidos como consumidores o como productores de palabra? También en esto podemos vivir sin respuesta. |