El principito de Antoine de Saint-Exupéry
- Hay que tener mucha paciencia. Empezarás por sentarte un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca... Al día siguiente volvió el principito. - Hubiera sido mejor volver a la misma hora- dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, a partir de las tres empezaré a ser feliz. A medida que se acerque la hora me sentiré más feliz. Y a las cuatro, me agitaré e inquietaré; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes en cualquier momento, no sabré nunca a qué hora vestirme el corazón... |