El perfecto mayordomo de Anne Marie Cross
(…) Sabía que la deseaba, pero lo que sentía en ese momento iba más allá del deseo. La quería en su vida, a su lado, para despertar junto a ella cada mañana. Desde la muerte de sus padres solo había vivido para ser lord Hallbrook, marqués y diplomático del Gobierno inglés, y cumplir con todas sus responsabilidades. De alguna forma, había olvidado que también era un hombre. El señor Hall, el perfecto mayordomo, le había enseñado que no solo tenía que vivir la vida, sino también disfrutarla.
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