Las manos pequeñas de Andrés Barba
No sabemos quién fue la primera en verlo. Ni siquiera si lo vimos realmente: la cicatriz de Marina. Teníamos que defendernos de esa cicatriz que Marina no cubría. De pronto nos veíamos ver, nos veíamos entre las cosas, entre las demás, la veíamos a ella, veíamos su espalda, la veíamos caminando, veíamos sus ojos, su cara como una sensación indefinida de miedo.
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