Diario de Golondrina de Amélie Nothomb
En la misma medida en que mis miembros necesitan de la comodidad del calor, mi rostro y mis manos buscan el espanto del hielo. ¿Cuál es el punto en común entre el rostro y las manos? Es el lenguaje, que uno habla y las otras escriben. Mi verbo es frío como la muerte.
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