Estupor y temblores de Amélie Nothomb
Mi vida era un infierno: trombas de números con comas y decimales se abalanzaban incesantemente sobre mí. Se mutaban en mi cerebro formando un magma opaco y no podía diferenciarlos unos de otros. Un oculista certificó que mi vista no tenía nada que ver en el asunto.
|