Atlas de geografía humana de Almudena Grandes
Los que hemos nacido sin dientes para comernos el mundo, sólo podemos aspirar a dar algún mordisco desde detrás de una pantalla que no tiene ojos, que no tiene oídos, pero le pone rostro a un esclavo tan fiel como el genio de Aladino, y a él no le impresionan los currículos, no entiende más que su propio idioma, no valora la buena presencia. Es tan tonto o tan listo como su amo, y como él, útil o inútil, y aun más.
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