Las dos amantes de Alfred de Musset
Expuesto siempre a ver su doble intriga descubierta por un azar cualquiera, sometido a la difícil situación del que constantemente ha de mentir sin traicionarse nunca, nuestro temerario amigo se sentía orgulloso de aquella extraña situación, y después de haber acostumbrado a ello su corazón, acostumbró también su vanidad. Los temores que antes le acobardaban, los escrúpulos que le detenían llegaron a serle queridos
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