Eugenio Oneguin de Alexander Pushkin
Qué bien sabía presentarse siempre distinto, fascinar a la inocencia con sus bromas, fingir la desesperación, decir cumplidos obsequios, intuir instantes de emoción, vencer a fuerza de pasión la resistencia impulsiva, buscar caricias, suplicando y exigiendo confesiones, captar qué dicen los latidos de otro corazón, logrando al fin la cita deseada...! |