Los mosqueteros II: El vizconde de Bragelonne: 2 de Alejandro Dumas
Los muertos, al menos, fueron respetuosos y sumisos; los muertos se inclinaron ante una orden de exilio; se llevaron su desesperación en el corazón como un tesoro, porque su desesperación venía de la mujer amada, porque la muerte, tan engañosa, era como un regalo, como un favor
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