Los mosqueteros II: El vizconde de Bragelonne: 2 de Alejandro Dumas
Los gentilhombres de Francia servimos a nuestros reyes sacrificándoles nuestras pasiones al igual que nuestra fortuna y nuestra vida; y cuando, por casualidad, el demonio nos sugiere uno de esos malos pensamientos que incendian el corazón, apagamos esa llama, aunque sea con nuestra sangre. De este modo salvamos tres honores a la vez: el de nuestro país, el de nuestro señor y el nuestro
|