La loca de la puerta de al lado de Alda Merini
Preguntarte dónde están tus hijos es como preguntarte dónde están tus invitados. Si comes sola, es culpa de la vida, no de tus hijos. Así como Dios creó al hombre y le dio la libertad de elegir, el padre hace al hijo para que este siga su propio camino, aunque es cierto que lo educa para el viaje. Si el hombre educa a sus hijos para el viaje, es porque, al fin y al cabo, a pesar de las alegrías que le han dado, desea quedarse solo. El niño es tan sensible que siente este abandono desde el vientre materno. Nunca conocerá las heridas de su madre, y la madre no conocerá las heridas de su hijo. El nacimiento del hombre prefigura una gran incisión.
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