Allis Hagtorn aceptó la oferta de empleo por motivos que, en principio, desconocemos. Ha dejado toda su vida atrás e incluso ha apagado su teléfono para permanecer completamente aislada, ilocalizable. Su único contacto humano será Sirgund Bagge, el hombre para el que trabajará de ahora en adelante. Pero nada en él parece normal. Huraño, silencioso, siempre encerrado en su misteriosa habitación y a la espera de una esposa que no parece ir a volver.
Su trabajo consiste en arreglar el jardín, cuidar de la casa, preparar la comida para Bagge... en otras palabras, ocuparse de que todo esté en orden mientras él se encierra y pasa infinitas horas trabajando. ¿Pero a qué se dedica? ¿Por qué es tan hostil con ella? Allis no puede evitar pensar que tal vez ha tomado una decisión precipitada, que aquel es el último lugar donde debería estar. Cada vez que visita el pueblo en busca de alimentos siente sus miradas, oye sus cuchicheos. Creen que es la amante de Bagge, o que pretende serlo. Todos la desprecian y parecen haber oído su nombre o visto su cara en las noticias. La conocen. Saben lo que hizo.
Por suerte para ella, la relación con Bagge se irá normalizando con el paso de los días y ambos empiezan a conocer cosas del otro, su pasado... sus secretos. Allis es una apasionada de la mitología nórdica y no duda en contarle algunas de las muchas historias que conoce, sobretodo su debilidad por Balder y cómo su muerte provocó el terrible Ragnarok.
También Bagge tiene sus historias, como un sueño recurrente que le atormenta, un sueño del que Allis interpreta que vive atormentado por la culpa de algo terrible que ocurrió y no quiere revelarla, aún no. Bagge soñaba que un grupo de personas con terroríficas máscaras le juzgaban acusándolo de unos crímenes imperdonables. Lo declaraban un proscrito, un hombre sin honor, un Nidingr, la manifestación mas vil del ser humano. Quizá haya algo de realidad en esos sueños.
La trama es lenta e introspectiva, ahondando en muchos detalles insignificantes que podrían desesperar a los lectores más impacientes. Por el contrario, creo que este ritmo ayuda a crear la tensión deseada por la autora: Angustioso, una normalidad que da miedo. Detrás de cada gesto parece esconderse un secreto. Largos días de soledad y eternos silencios en los que ambos parecen refugiarse, evitando que el otro reconozca la oscuridad que ambos poseen. Algunos lectores no soportarán lo denso que se puede hacer y otros querrán seguir leyendo para salir de ese pozo de angustia en el que logra introducirnos. ¡Allis, sácanos de esa casa ahora mismo!
En la novela se ensalza el poder sanador de la naturaleza, cómo un paraje aparentemente solitario puede ofrecernos la salida que estábamos buscando para todos los problemas que nos oprimen. Allis es incapaz de convivir con los demás, incluso muestra cierto desprecio hacia sí misma. Busca el perdón, la redención, pero desconoce cómo encontrarlos o si algún día estará preparada para retomar las riendas de su propia vida. Mientras tanto, ha decidido huir y entregarse a su propia terapia.
Expiación, culpa, remordimientos y supervivencia. Una angustiosa historia llena de misterios y preguntas que nos introducirán de lleno en la inhóspita soledad de una casa donde apesta a mentiras... y a muerte. Sobretodo a muerte.
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