Cinco cerditos de Agatha Christie
Siempre la veré a ella... Cosa rara el romanticismo. Ella poseía esa cualidad. No sé si era hermosa de verdad... No era muy joven... parecía cansada... enormes ojeras... Pero todo giraba a su alrededor. El interés... el drama. Y, sin embargo, la mitad del tiempo ella no estaba allí. Se había ido a alguna parte... muy lejos... dejando sólo su cuerpo allí... quieto, atento, con la sonrisita cortés en los labios. Era toda ella medias tintas, ¿sabe...? luces y sombras. Y aún, no obstante, estaba más viva que la otra... que aquella muchacha de cuerpo perfecto, rostro hermoso y cruda fuerza juvenil.
|