Sangre en la piscina de Agatha Christie
¡Era demasiado!...! ¡La verdad es que era demasiado! No había esperado de los Angkatell semejante vulgaridad. La larga caminata por la carretera, el desencanto sufrido al llegar a la casa. Y, ahora, ¡esto! ¡El pervertido sentido del humor de los ingleses! ¡Oh, lo aburrido y molesto que se sentía! La muerte para él no tenía nada de graciosa. Y he aquí que le habían preparado, como una broma, una escena novelesca. |