El oficio de escritor de Varios autores
La crisis de la novela es, pues, metafísica. La generación que precedió a la nuestra ya no era cristiana, pero creía en el individuo, lo cual equivale a creer en el alma. Lo que cada uno de nosotros entiende por "alma" es diferente, pero en todo caso es el punto establecido alrededor del cual se construye al individuo. Muchos perdieron la fe en Dios, pero no los valores que esta fe postula. Lo bueno no era malo, y lo malo no era bueno. El colapso de la novela se debe a la destrucción de este concepto fundamental: la conciencia del bien y el mal. El lenguaje mismo ha sido devaluado y privado de su significado por este ataque a la conciencia. Observe usted que para el novelista que ha seguido siendo cristiano, como yo, el hombre es alguien que se crea o se destruye a sí mismo. No es un ser inmóvil, fijado, vaciado en un molde de una vez por todas. Esto es lo que hace a la novela psicológica tradicional tan diferente de lo que yo hice o creí hacer. El ser humano, tal como yo lo concibo en la novela, es un ser atrapado en el drama de la salvación, aun cuando él mismo no lo sepa. |