Dionisíacas. Cantos I-XII: 1 de Nono de Panópolis
El amado cadáver se irguió, como una víbora que repta, hasta tomar por sí solo su propia forma. Así llegó a ser la dulce flor. En la transformación del cadáver su estómago se convirtió en un enorme tronco; sus manos crecieron como ramas, mientras sus pies echaron raíces; sus bucles eran racimos y su piel de cervato se tornó en la flor multicolor del fruto creciente; su esbelto cuello, en un ramo de vides
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