Dionisíacas. Cantos I-XII: 1 de Nono de Panópolis
En efecto, la llama celestial fue cuidadosa y liberó a Baco lanzándolo del seno carbonizado de la madre, cuando el himeneo tocaba a su fin por el matricida rayo. Los fogonazos, con un soplo suave, bañaron al niño que nacía prematuro
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