Ondina de Motte-Fouqué barón de la
Se había sentado junto al lago con la niña y, mientras jugaba despreocupada con ella, se inclinó la pequeña hacia el agua como si hubiera visto algo precioso; mi mujer vio cómo el angelito se reía y cómo quería coger algo con las manitas, pero en un instante se desprendió de sus brazos con un brusco movimiento y cayó en el húmedo espejo.
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