En la pieza "El tranquilizante", nos encontramos en Luponia, un país imaginario bajo el remado de Golfín I, en el medievo «pero a tal tiempo no se limiten, pues tales hechos nunca son nuevos; hay circunstancias que los repiten» (Martínez Ballesteros 2002: 19), advierten los actores al inicio de la obra. Golfín I asumió el poder tras matar a su hermano y destronar al rey Manfredo con ayuda del emperador Godofredo (un trasunto del presidente de los EE.UU. que bombardea los territorios de Ben Laden, Ben Tarik en la obra), nombres ficticios como el del país. El hermano de Golfín era amigo de Ben Tarik, el autor del atentado contra los Torreones Siameses, «la catedral de los negocios del mundo libre» (Martínez Ballesteros 2002: 21), trasunto a su vez de las Torres Gemelas.Golfín, a pesar de controlar a los medios de comunicación, teme que el hijo de su hermano, Camilo el Mojama o el Rojo, acogido como amigo en los países vecinos, conspire contra su corona cual terrorista. Golfín está tan obsesionado con los terroristas que ordena por edicto levantar horcas en todas las plazas del reino, aunque no tenga terroristas prisioneros a los que ahorcar. Ante tal tesitura, decide mandar a la horca a mendigos y vagabundos. La guerra de guerrillas de los terroristas está haciendo retroceder a las tropas de Golfín, quien convoca a la Cámara del Reino para tomar medidas que él ha decidido de antemano con su Chambelán. Medidas que se resumen en una movilización general y en llevar a la horca a cualquier sospechoso. Godofredo ayudará a Golfín a cambio de mantener las bases militares en su reino, necesarias para atacar a Ben Tarik, puesto que Camilo el Rojo no le importa lo más mínimo, hasta el punto de confundir su nombre con el de Carmelo y Cirilo.Golfín es descrito como un rey ilegítimo, un asesino ambicioso capaz de vender a su pueblo, renegar de su hermano, manchar el nombre de su madre y tildar de cornudo a su padre, mientras que Godofredo como un ser tiránico y caprichoso, capaz de encarcelar a un escritor por decirle que sus remordimientos de conciencia no le dejan dormir y de contratar a la bailarina Scherezade para que publicité mediante una danza árabe de velos unas pastillas para dormir, que comercializará su imperio.Estamos en un mundo de guerras y disputas en donde se llega a matar al contrario con tal de mantenerse en el poder, un poder que se mantiene gracias al «pildorismo», porque las pastillas en cuestión las «tomarán todos nuestros súbditos para olvidarse de las fastidiosas conciencias. Y ya no habrá más problemas».
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