Los cantos de Maldoror de Lautréamont
Querría que la majestad humana no fuese más que la encarnación del reflejo de la tuya. Pido mucho, y este sincero deseo te glorifica. Tu grandeza moral, imagen del infinito, es inmensa como la reflexión del filósofo, como el amor de la mujer, como la belleza divina del ave, como las meditaciones del poeta. Eres más hermoso que la noche. Respóndeme, océano, ¿quieres ser mi hermano?
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