Una historia de la mentira de Juan Jacinto Muñoz Rengel
Nos sobran indicios para pensar que la realidad nos engaña y que en la naturaleza, previa a la humanidad, se encuentra instalada la mentira de manera consustancial.
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Una historia de la mentira de Juan Jacinto Muñoz Rengel
Nos sobran indicios para pensar que la realidad nos engaña y que en la naturaleza, previa a la humanidad, se encuentra instalada la mentira de manera consustancial.
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El asesino hipocondríaco de Juan Jacinto Muñoz Rengel
Solo espero que mis cuidados mantengan a mi pobre cuerpo en pie por el resto del día _ ¿es eso pedir demasiado?, ¿estoy pidiendo, Dios mío, un imposible?_, y poder asesinar al señor Blaisten.
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Una historia de la mentira de Juan Jacinto Muñoz Rengel
Los padres sufren el espejismo de creer que se verán reproducidos en sus hijos, que estos serán una copia de sí mismos, una continuidad de su propio ser, un paso hacia la inmortalidad. Pero esta falsa promesa es un nuevo ardid de la naturaleza.
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Una historia de la mentira de Juan Jacinto Muñoz Rengel
Y las redes sociales son la máxima caricaturización de esta hiperrealidad de las apariencias, en la que todos intentamos aparentar ser lo que otros esperan que seamos.
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El asesino hipocondríaco de Juan Jacinto Muñoz Rengel
Pero lo que ninguno de ellos entendió es que yo no puedo ser tratado como los demás, porque yo no soy un enfermo como los demás.
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El asesino hipocondríaco de Juan Jacinto Muñoz Rengel
No me queda más que un día de vida, después de haber escatimado quince millares a la muerte, solo me resta uno más.
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El asesino hipocondríaco de Juan Jacinto Muñoz Rengel
Esta mañana, cuando me he despertado, he creído durante dieciocho minutos que por fin había muerto de una vez por todas.
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El asesino hipocondríaco de Juan Jacinto Muñoz Rengel
También el dolor que, más allá del causado por la propia enfermedad, provocan en el acechado por la muerte la indiferencia y la dejadez de todas las personas de su entorno.
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El asesino hipocondríaco de Juan Jacinto Muñoz Rengel
Y por un momento me encuentro mejor, porque me siento comprendido. Sí, estoy enfermo.
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El asesino hipocondríaco de Juan Jacinto Muñoz Rengel
Yo soy una suerte de milagro médico, como en un futuro ya no lejano el análisis forense de mi cuerpo revelará ante los asombrados ojos del mundo.
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Gregorio Samsa es un ...