Esta novela histórica de género negro policial cuya trama se enfoca en los asesinatos de Jack el destripador y el Descuartizador del Támesis es de las más apasionantes de su clase. Su creador Gabriel Antonio Pombo nos guía con maestría sirviéndose de un abanico de recursos literarios. No importa la solución al misterio de la identidad de los dos ejecutores cuyos desmanes son la materia prima del relato, sino la descripción excepcional de la vida y la muerte de sus víctimas. Tampoco se trata de un folletín detectivesco, sino de una obra que hace alarde de vastos conocimientos sobre una época donde el mal prevalecía y Scotland Yard era impotente para proteger a la población. Y todo esto en el marco de una narración que quita el aliento. Más no puede pedirse a este excelso thriller que nos deslumbra con su intensidad en este dosier de crímenes victorianos. El novelista se arriesga con un tema espinoso, pues el caso de Jack el Destripador no se resolvió. Jamás se descubrió la identidad de ese homicida pese a que, sin éxito, multitud de hipótesis buscaron revelarla. Como cada aficionado defiende su teoría de quién fue aquel atroz sujeto, una ficción donde se le pone rostro puede defraudar a quienes se decantan por una solución distinta. Ese es el desafió que enfrenta Pombo. Y se trata de un reto nada fácil de sortear. Sin embargo, y he aquí su mérito, la descripción resulta tan notable, y la información tan magistralmente ensamblada, que aun quienes rechacen su propuesta quedarán satisfechos. El escritor sabe internarnos en la Inglaterra de fines del siglo XIX, en el lúgubre distrito de Whitechapel. Los personajes son creíbles y producen empatía. Aun los malvados nos impactan favorablemente. Este «Animal más peligroso» nos depara placentera inquietud al sumirnos en un universo oscuro, fruto de la pluma de un autor virtuoso.
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