El pantano de las mariposas de Federico Axat
(...) —A qué te refieres con «la manera en que lo piensas» —dije mientras lo seguía. —A que si le pones un nombre, entonces le das vía libre a tu cabeza para pensar: Sebastian me está mirando; Sebastian tiene vida propia; Sebastian es un jodido gnomo de piedra capaz de patearme el culo. —¿Si no tiene nombre no lo piensas? —No. Es como ese árbol de allí; ponle un nombre y verás cómo querrá atraparte al pasar. |