Cada siete olas de Daniel Glattauer
Por cierto: YO no dejé escapar tu tren, amigo mío. Lo que escribí una vez fue: «Perdimos nuestro tren». No es lo mismo. Tú lo presentas como si yo hubiese rechazado tu tren y te hubiera destinado a la condenación eterna. (...). Y los dos renunciamos a nuestro tren, Leo, fue un profesional trabajo en equipo tras largos meses de duro entrenamiento desaprovechando estaciones. Haz el favor de tenerlo presente.
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