Cada siete olas de Daniel Glattauer
(...) eres la única mujer a la que le escribo, a la que le escribo como escribo, como soy, como me apetece. En realidad eres mi diario, pero no te quedas callada como un diario. No eres tan paciente. Siempre te entrometes, replicas, me contradices, me confundes.
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