Cantar de mio Cid de Anónimo
¿Por qué lloráis, mis doncellas? ¿Por qué hacéis tan grande llanto? No lloréis así, señoras, que no es para llorarlo: que si un hijo me han muerto aquí me quedaban cuatro; no murió por las tabernas, ni a las tablas jugando; mas murió sobre Zamora vuestra honra guardando; murió como caballero, con sus armas peleando |