Cantar de mio Cid de Anónimo
Afuera, afuera, Rodrigo, el soberbio castellano, acordársete debría de aquel buen tiempo pasado cuando fuiste caballero en el altar de Santiago. Cuando el Rey fue tu padrino, tú, Rodrigo, el afijado; mi padre te dio las armas, mi madre te dio el caballo, yo te calcé las espuelas por que fueras más honrado; pensé de casar contigo, no lo quiso mi pecado |