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Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea de Annabel Pitcher
Cuando yo era pequeña, tenía cinco ositos. Edward, Roland, Bertha, John y Burt’’. No entendí por qué se ponía a hablarme de sus muñecos. […] ’’Me encantaban todos. Sobre todo Burt, que no tenía ojos. Pero un día lo perdí. Me lo dejé en un autobús en Escocia una vez que fuimos a visitar a la abuela y nunca más lo volví a ver’’. […] ’’Me llevé un disgusto enorme’’ continuó Jas. «Me tiré horas llorando. Pero fue un alivio volver a Londres y tener allí mis otros osos». Borró con la mano una de las líneas del cristal y se quedó mirando las otras cuatro. «Desde entonces los quise más que nunca, porque faltaba uno.
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