Un perro de Alejandro Palomas
A veces, sin embargo, los naufragios llegan de golpe: de improviso se abre una ventana mal cerrada, el rompecabezas que estábamos armando juntos desde hace años vuela a merced de una violenta ráfaga de aire y lo que era silueta se vuelve desorden y hay que volver a empezar a buscar piezas, a recomponer huecos, a pensar.
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