Madre es enorme. Como la Tardis, mucho más grande en su interior de lo que pudiera parecer por fuera. Es oscura y compleja, inquietante y agónica, opresiva y confusa, profundamente simbólica y filosófica, fenomenalmente escrita. Comienza como una historia de ciencia ficción clásica que vira de pronto a un horror cósmico metaliterario que te vuela la cabeza mientras explora los claroscuros de la maternidad o la soledad, a través de las posibilidades de un sinfín de realidades paralelas en el continuo espacio-temporal. Una experiencia alucinante a la que sin duda volveré más pronto que tarde, pues promete mejorar con la relectura. |