Tu nombre después de la lluvia

Una historia atmosférica, llena de brumas y niebla, el castillo encantado de la colina, rodeado de olas espumosas y un acantilado, de ramas y estatuas escalofriantes, con una banshee que chilla cada vez que alguien está a punto de morir... y un pueblo que teme a sus dos inquilinas y a su terrible espíritu. Porque nadie sabe quién será el siguiente ni por qué, porque aterra no saber lo desconocido, porque es más fácil juzgar y poner etiquetas. Si es fácil hacerlo en el siglo XXI, a inicios de los años 1900 se convertía en algo habitual y rutinario.

Lo que más he disfrutado de esta novela ha sido el estilo de Victoria Álvarez. Había olvidado lo metódica que es con cada aspecto añadido en la historia, donde cada pequeño detalle, ese que aparece de manera superficial o esa frase que se dicen los personajes de pasada, encontrará su lugar y su desenlace en la trama. Y lo maravillosamente documentado que está todo: leer Dreaming Spires ha sido como embarcarme entre la vegetación de los alrededores del castillo y el frío que despiden sus paredes, es estar en la Irlanda de principios del siglo XX con apenas abrir el libro y dar un paso detrás de otro junto con sus protagonistas.

Ha habido momentos que me costaba recuperar el hilo de la historia porque, no voy a negarlo, es una historia lenta y que se toma su tiempo en avanzar. Una vez leía unas cuantas páginas estaba completamente inmersa en todo lo que estaba sucediendo, pero volver a leer costaba un poco. de todas formas y aún teniendo en cuenta que las primeras cien páginas son muy muy introductorias, son totalmente necesarias para ubicar a sus protagonistas.

Ay, Lionel. No me caía nada bien al inicio, deslenguado, mujeriego, indecente y lo daba por un caso perdido, pero no. Quiere a sus amigos y daría lo que fuera por ellos. Se ve incluso una cierta evolución, un poco apagada, pero existente en toda la longitud del libro. Y me muero de ganas de seguir conociéndole, aunque haya cositas que ya se vean venir.

Alexander también ha robado un cachito de mi corazón. Es todo lo contrario del anterior. Serio, un caballero sin armadura, profesional y científico, con el corazón roto por el pasado. Me ha gustado ir descubriendo sus capas conforme avanzaba en los capítulos.

Oliver es el que más curiosidad me dio al inicio y el que más se desinfló al final. Ese romance fue tan repentino y, a la vez, encaja tanto con la personalidad que se nos presenta... que por una parte estoy sumamente frustrada y, por otra, totalmente resignada.

Los toques de realismo mágico, de espíritus, de magia y de folclore irlandés me han parecido deliciosos en la historia. Todo tiene su razón de ser, la puerta que se abre para seguir tirando del hilo hasta llegar al final.

Quizás hubiese preferido un ritmo un poco más uniforme a lo largo del libro porque, aunque me había acostumbrado a la lentitud de la trama y tampoco me hubiese importado un poco más de chicha, toda la acción se apelotona en los últimos capítulos de tal manera que me ha resultado un poco apabullante. Aunque, de nuevo, maravilla el cómo se ha resuelto todo en el desenlace.

Y es muy de agradecer que el final sea cerrado en cuanto a este primer libro, así puedo intercalar algunos libros más antes de lanzarme a por las nuevas aventuras de los protagonistas.